25 de enero de 2007

Verde que te quiero verde

Hoy, después de un par de semanas de vaguería total, he pintado mi habitación. Bueno... empezaré siendo sincera y diré que he pintado el 85% de mi habitación. Es que me falta una pared porque necesito ayuda de Javi para apartar el armario, y me queda la parte alta del cuarto (unos dedos hasta llegar al techo), que no llego con la silla U_U tendré que resignarme y aceptar que ya toca comprar una escalera.
El caso es que ya mañana acabo con los últimos recotes y ya monto de nuevo el cuarto, que tengo todos los muebles fuera amontonados, quejándose los pobres.
Al final, me ganó la batalla el tinte rojo y no conseguí aprovechar el crema que ya teníamos para conseguir el naranja que buscaba. Así que volví a la misma tienda donde había comprado el tinte hacía 30 minutos y tuve que darle la razón a la chica de la tienda con eso de que me quedaría un salmón.
Finalmente me decidí por un verde. Verde covadonga, exactamente. Y me pregunto, ¿por qué le llamarán Verde Covadonga? Estuve en Covadonga hará dos veranos, pero la **ta niebla no me dejó ver nada. Puede que el verde de las montañas de Covadonga recuerde al verde de mi habitación. Así que si partimos de esta premisa, mi habitación ahora es Covandonga, no? Vaya paranoia me ha cogido ahora mismo.... déjalo Irene, descansa la mente... será el colocón que te has pillado con la pintura.
El caso es que me ha quedado como el cuarto que tenía en mi casa de St. Andreu, y aún estoy más feliz si cabe, porque me sentiré como me sentía en mi casa.
Y ¿por qué verde? Con un simple: "-porque me gusta-" acabaría el post. Pero a mi me gusta complicarlo todo un poco.
Mientras pintaba pensaba que siempre había tenido una obsesión rara con el verde. Recuerdo que de pequeña, preparando en la escuela el disfraz de uno de los carnavales me enfurruñé en que mi guitarra (creo que ibamos de rockeros) tenía que ser verde. Mi profesora decía que tenía que haber las mismas personas para cada grupo de color, y que el grupo del verde ya estaba completo. Grité, lloré, pataleé y la armé bien armada. Creo que esa fue la primera vez que probé el pasillo como castigo, y la primera vez que saqué mi mal genio a relucir.
En fin, desde que tenía memoria, el verde es mi color preferido.
Siempre he dicho que cuando tenga un coche lo quiero verde manzana. Me parece un color alegre y muy femenino.
El verde también es el color de la esperanza. Puede que mi subconsciente lo sepa y actue por su significado. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, no? pues, yo ya la perdí hace mucho tiempo. Es más, ando búscandola desesperadamente desde entonces. Por eso, puede que inconscientemente haya pintado la habitación verde, buscando encontrar esa esperanza que tanto necesito ahora.
El verde, dicen, es el color más tranquilo y sedante. Por eso suele asociarse al mundo de la medicina. Puede que después de todo lo que he pasado en el último año, busque un poco de tranquilidad, de armonía en mi vida. Que las cosas no cambien tanto de un día para otro.
El verde, he leído también, es el color de la fuera femenina, de la exuberancia, de la fertilidad y frescura.... EJEM!!
En fin... que pensando y pensando porque debía ser que desde hace tanto me gusta el verde, creo que al final encontré el por qué. El destino ha querido una vez más darme algun tipo de señal. Y creo, niño, que sin quererlo he escogido el verde por ti. Es por el verde de tus ojos... por ese verde que tanto extraño. Quizá, así, cada vez que me levante y busque tus ojos entre la luz de la mañana y no los encuentre sonría un poco al ver el verde de mis paredes. Y me conforme con ese verde. Ese verde que no es ni la mitad de bonito que el verde de tus ojos...
Ahora que pienso.... voy ha echarle a la pared unas senefas de color marron :P
Os dejo con el tipo este, que hace realmente virguerías con la pintura... no como yo :P
A cuidarse, chen!!! ;)


1 comentario:

Anónimo dijo...

El naranja te ganó, pero finalmente el verde. No se cual es exactamente el color dentro de la gama, pero verde Covadonga me recuerda al verde de los prados de la casa de mi tio Valentin en Sequeiro, cerca de Lugo: un verde claro, que tranquliza muchisimo. No tendrá el mismo efecto que al verlo, que era abrir la ventana y sentir ese olor a tierra mojada y que me invadiese la tranquilidad, pero ahora cuando vaya a Asturias pensaré en el verde de tu cuarto. Por cierto, vas a tener que venirte a la casita de campo de mis tios, que quiero abrir la ventana, que la luz y ese olor invadan nuestro cuarto y sea perfecto.