31 de enero de 2007

Ella

Hoy la he visto. Se sentó en frente mio en el metro. Era rubia, pero rubia natural, de esas que quedan pocas y que la gente suele clasificar erróneamente como castaño claro. Tenía el pelo rizado, un rizo grande de esos tan bonitos. Y llevaba el pelo recogido en una coleta informal.
Vestía arreglada pero de calle. Llevaba unos vaqueros de pitillo que acababan en unas bailarinas azul oscuro. Y se abrigaba con una cazadora del mismo tono azul que el de las bailarinas; una de esas prendas que las miras y piensas: "- que bonita-", pero que nunca te pondrías porque no va con tu estilo.
Sus ojos eran marrones claros, tirando a un miel. Seguro que con la luz del Sol se volvían aún más claros. Además eran grandes e iban acompañados por unas pestañas infinitas que prefería no ocultar bajo ningún maquillaje.
No era la típica guapa, pero desprendía encanto, ese encanto que las guapas guapas no tienen; ese detalle que les hace ser únicas. Desprendía más ese encanto que no una cara bonita por naturaleza. No sonrió, así que no pude ver su sonrisa. Seguro que si hubiese sonreído podría afirmar ahora que era preciosa. Además emanaba una dulzura generosa. No sé si era debido a sus gestos o a ese olor de canela que desprendía.
Hoy la he visto. Y enseguida supe que era para ti. Que era Ella.
Llevaba una carpeta de la Universidad de Barcelona e imaginé que a lo mejor estudiaba Periodismo. Pudiese ser que en el futuro compartiese tu profesión, aquella en la que yo dejé de creer y abandoné sin empezar si quiera a aprender. La imaginé escribiendo sentada a tu ordenador. Enseñándote sus textos. Besándote cuando te sentases tu a escribir.
Imaginé que pudiera ser que a Ella le gustase tanto como a ti el básquet. Iríais a ver todos los partidos juntos los domingos, y compartiríais la misma emoción ante una buena canasta; la llevarías a la zona de prensa, como me llevaste a mi en su momento.
La imaginé en un fin de año, con tus amigos, siendo el nuevo centro de atención de todas las miradas curiosas. Yendo los dos de fiesta con ellos, bailando juntos y compartiendo el cubata.
La imaginé sentada a la mesa con tu família, en la misma silla donde me senté yo. Compartiendo confidencias con ellos. Llevándose genial con todos. Incluso yendo algun fin de semana con tu madre a Ikea.
La imaginé estirada en el sofá, compartiendo el calor de la estufa y una buena peli contigo, en esa casita de 4 habitaciones en el Fín del mundo. Y la vi dormida en tu regazo al final de la tarde.
Pude verla en un parque con los niños, un sábado por la mañana. Vigilando y atenta a ellos, procurando que no se hicieran daño. Y os vi a todos paseando luego por las calles de esa ciudad todas las mañanas, observando las tiendas, pensando qué prepararíais para comer ese mediodía.
La imaginé compartiendo toda su vida contigo, queriéndote... queriéndola.
Y cuanto más la miraba más dudas me asaltaban. Y cuanto más me miraba, más claro lo tenía y más ganas tenía de mandarlo todo a la mierda. Porque tú te mereces alguien como Ella. Ella, que ha pasado de ser una chica desconocida, anónima y extraña, a ser la mujer de tu vida en mi pensamiento.
El ruido de las puertas del metro al abrirse me despertó. Y sin darme cuenta me había pasado dos paradas de la mía. Me levanté y la dejé allí sentada, con su música y su mirada perdida. Pensé un momento en si se habría dado cuenta de que sin quererlo se había convertido en Ella.
Así que mientras esperaba en el andén de vuelta, dirección mi parada, pensé que hoy la había visto, allí, inocente, ajena a todo lo que había pensado e imaginado. Con su vida distante a lo que había visto en mi imaginación.
Y una vez más pensé que era Ella.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya te he respondido en mi blog. Quien no sepa cual es la direccion, os pongo la exacta del post:

http://www.lacoctelera.com/yvosquetal/post/2007/01/31/ella

Yurema dijo...

Una verdadera pena que dejaras el Periodismo. Te animo desde aqui a que si puedes lo retomes. Un beso :)

Anónimo dijo...

Muy bonito, una descripción casi visual, impresionante.

Yo a veces en el metro, juego a observar a las chicas del vagon. No en plan lascivo (a veces si, no nos engañemos), sino que intento averiguar mediante pequeños detalles rasgos de su personalidad, forma de ser, vida diaria... basicamente acabo inventadomelo todo, pero es divertido.

Hay algunas, eso si, a las que puedo encasillar muy sencillamente como Jennys, esas son las que menos juego dan :D

Un saludete.