Hoy he pasado el día con mi tía y mi abuela que han subido de Jaén para pasar unos dias en Barcelona. Al principio no tenía nada de ganas de ir a casa de mi tia y pasar el día allí. Total, siempre acabamos sentadas en el sofá viendo la tele y sin mediar palabra.
Hoy no ha sido ni mucho menos una excepción, pero ha sido un día agradable en general. Al despedirnos, como suele ser costumbre, me han dado dinero. Costumbre que me recuerda un poco a cuando era pequeña y te daban 500 pesetas "-para que te invites a algo-". Hoy, esta costumbre me parece absurda; vivo sola y trabajo, así que el hecho de que me den dinero me hace sentirme un poco más pobre de lo que ya soy.
El caso es que me he ganado 100 euros.
"- 100 euros para ir a ver a Matías-" he pensado nada más guardármelos en el bolsillo.
Es increíble como de repente, sin darte cuenta, una persona se convierte en tu centro. Podría haber pensado miles de cosas para las que necesito esa pasta. Como comprar un microondas. Arreglarme las gafas. Pagarme un par de prácticas de coche. Pintar el saloncillo que necesita una capa de pintura desde hace meses. Comprarme unos zapatos de verano que no tengo (después del desafortunado incidente con mis bailarinas azules y Sam). Pagar una parte de la deuda de la tarjeta. Comprar algo más de carne, o de pescado, o de fruta. Hacerme un detalle, como esa colonia que llevo meses deseándome comprar o algun que otro DVD. Aprovechar para pagarme el viaje a Jaén. O simplemente, guardarme esos 100 euros para cuando realmente los necesitara.
Pero no.
Recibo 100 euros y parece que las obligaciones, las necesidades o pensar en darse un detalle una misma desaparecen. En lugar de eso pienso que esos 100 euros me vendrán genial para ir a verle.
Repito: es increíble como sin darte cuenta una persona pasa a ocupar tu mente en la mayoría de pensamientos. Cómo se convierte en parte de tus decisiones, de tus ilusiones, de tus planes, de tus sueños.... de tu todo.... de tu vida. Y te das cuenta de que no sabrías vivir sin él.
Cómo de curiosa es la vida, que a veces necesitamos estos pequeños detalles (en mi caso, estos 100 euros) para darse cuenta de algo tan grande.
